‘Cromosoma 33”
De Martín Blanco
Por Roberto Famá
Hernández
Miembro
de las Asoc. Arg. de Crítica e Invest. Teatral
Hace muy pocas semanas atrás se presentó en el
Congreso Nacional, un proyecto de ley para regular la gestación por sustitución.
Miles de lesbianas, mujeres trans, mujeres que han perdido el útero y hombres
gay, se ven obligados a renunciar a su derecho a la procreación, porque a ellos
se les tiene vedada una vía de acceso legal a la paternidad o comaternidad
asistida. La regulación legal quedó afuera de la redacción final de la reforma
del Código Civil, pese a que figuraba en las versiones originales y a que la
jurisprudencia nacional viene observando una cantidad creciente de sentencias sobre
el tema. La realidad es que miles de personas se resisten a renunciar a su derecho
a la procreación y buscan caminos no regulados por ley y pronto se suceden los
casos que terminan en disputas judiciales.
Sobre este polémico tema, con una inteligente mirada,
el director y dramaturgo Martín Blanco pone en escena “Cromosoma 33”. Una propuesta valiente que no pretende dar
respuestas, más bien busca provocar preguntas, con una historia sobre aquello
de lo que no se habla:
Lorenzo
es gay. Tiene a su mejor amiga Gabriela que está en pareja con La Rusa. Lolo y
Gaby, amigos íntimos desde la infancia, acuerdan que él sea el donante para
tener un hijo al que renunciará a la paternidad para poder facilitar que La
Rusa se convierta en la madre adoptiva del niño. Para Lolo esto es un gran acto
de amor hacia su amiga que es más que su familia. Para Gabriela es una manera
de acceder a la maternidad con su pareja y sostener un vínculo de amor con Lolo
para toda la vida. Cromosoma 33 intenta reflexionar sobre las nuevas familias.
La posibilidad de concebir para el colectivo gay propone nuevas y diferentes
posiciones frente al tema. Como será la vida a partir de esta posibilidad? Como
crecerán estos niños nacidos en este ámbito? Como será para el universo gay el
nuevo mundo? Basada en hechos reales de la vida del autor y con una mirada que
intenta atender a la mayor cantidad de posiciones frente al tema. Nos devuelve
las preguntas a cada uno de nosotros como parte de esta sociedad.
La obra, con pinceladas de humor irónico, guarda una mirada profundamente humana,
sincera, franca, que cuenta con actuaciones absolutamente logradas y
equilibradas.
Excelente trabajo de Cecilia Echague, ella es Gaby, un
personaje que desborda ternura e inteligencia y que se hace fuerte, muy fuerte,
parada sobre sus propias debilidades, una madre que busca preservar el amor de
su pareja, su comprensión hacia Lolo, su amigo del alma y, sobre todas las
cosas, busca lograr el mejor futuro emocional para su hijo.
A Ele Kroupa le toca dar vida a “La Rusa” un personaje que haga lo que haga, no logrará
cambiar nada, es la más excluida de sus derechos, su impotencia y angustia se
dibujan en el acertadísimo trabajo de Kroupa.
A Alan Shuartz le toca asumir el personaje movido por
el sentido común, su moralina e hipocresía identifican, claramente, el paradigma que se niega a retirarse. Shuartz
logra un punto justo de intensidad en su interpretación y sostiene a su
personaje sin grieta alguna en todas las escenas.
Joe Seitún es Lolo, su personaje es vulnerable,
influenciable y sensible. Si bien ya se había mostrado que su voluntad es débil
y su deseo confuso, promediando la obra, en algún momento que no está, que no
sucede en escena, su decisión da un giro de 180º y la razón es implícita, el
espectador puede inferirla claramente, pero al no suceder en escena, Seitún tiende a mostrar que ha cambiado y, quizás para
reforzar esa inconsistencia en el carácter de su personaje, en esos momentos Seitún cae en una actuación
un tanto aniñada, poco creíble, quizás algo sobreactuada, pero luego, a escenas
siguientes, retoma la credibilidad y emotividad en su trabajo como en las
primeras escenas.
Hablamos brevemente con Martín Blanco, autor y
director de “Cromosoma 33” y esto es lo que nos dijo:
¿”Cromosoma 33” es tu
primera obra desde la dramaturgia o estoy equivocado?
Es
la segunda, hice una en el 94, con Ivan Espeche una obra que fue “Demoliendo el
vacío” y ”Cromosoma 33” es la segunda.
Entonces de una a otra
han pasado más de 20 años, ¿por qué tanto tiempo?
Bueno,
yo escribí mucho en esos años, pero parece que soy muy temeroso; no sé si
purista o temeroso, creo que temeroso, porque tengo muchas obras escritas pero
me cuesta mucho estrenar mi propia dramaturgia, no me terminan de convencer
para estrenar.
¿Y esta vez sí te convenció
“Cromosoma 33”?
Sí,
esta nace más de una cuestión personal, es un “qué hubiera pasado sí”. Es una
anécdota mía personal, que en mi vida tuvo otro devenir, y la obra es, que hubiera
pasado si yo en lugar de decir no, hubiera dicho sí.
Ahora, si te reconoces
temeroso de estrenar, ¿por qué tomas vos mismo la dirección? Lo más esperable
es que la hubieses dado a otro para dirigirla, no obstante vos asumís el doble
rol, el doble riesgo.
Sí,
es verdad. Pero sucede que yo me siento muy cómodo dirigiendo y aparte, la dramaturgia,
al menos en mi caso, no es tan estricta, es como que, cuando comienza el
trabajo con los actores, se termina por cerrar, porque cuando la interactúas
con el actor, aparece como una nueva dramaturgia que es finalmente el producto
terminado. De hecho, si vos leyeras la obra, tal cual yo la registré y la
vinieras a ver, te darías cuenta que hay una cantidad de textos nuevos que
fueron surgiendo con el trabajo con los actores.
Sí, es una tendencia que
desde hace ya un tiempo viene imponiéndose, la dramaturgia de director. Y te
pregunto; si la obra termina cerrándose con
los ensayos, ¿Cómo elegiste el elenco? ¿Debe haber sido, entonces, una elección
muy cuidada?
Sí,
en realidad al elenco, te diría que lo tenía elegido casi antes de escribir la
obra. Casi que escribí pensando ya en ellos. Este actor quiere que haga tal
personaje, esta actriz este otro y salvo en uno de los personajes, los otros
tres estaban elegidos de antemano.
Es decir que, cuando
escribías “Cromosoma 33” ya visualizabas al personaje con determinado actor o
actriz.
Sí,
porque son artistas con los que yo ya he trabajado, de hecho, los cuatro se
formaron conmigo, entonces los visualizaba también desde lo que yo ya conocía
de cada uno de ellos.
Solía decir Marcello Mastroianni que el teatro no
está ahí para contar una historia, más bien está para cambiarla. “Cromosoma 33”
abre un debate inteligente, sin ideologismos ni fundamentalismos, interpela al
espectador, lo enfrenta a la problemática, intenta provocar preguntas, porque
es buen teatro y porque la historia debería ser otra, para que el derecho a
procrear sea amparado por la ley.
Usted tiene una cita con “Cromosoma 33” es en
domingo, a las 21hs en Teatro El extranjero.
Ficha técnica y artística
Libro: Martin Blanco
Actúan: Cecilia Echuagüe, Ele Kroupa, Joe Seitún,
Alan Shuartz
Escenografía y Vestuario: Adriana Satragno
Iluminación: Martin Blanco
Fotografía: María Fernanda Kroupa
Diseño gráfico: Julián Sueiro
Asistencia de dirección: Pat Botte
Prensa: OCTAVIA Gestión Cultural y Comunicación
Dirección: Martin Blanco
En EL EXTRANJERO
Valentín Gómez 3378 (CABA)
Teléfonos: 4862-7400
Entrada: $ 180,00 / $ 140,00 - Domingo - 21:00 hs -
Hasta el 09/10/2016
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