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14/8/16

Federico Luppi en “Las últimas lunas” La cruel ternura de la vejez sobre el escenario del Centro Cultural de la Cooperación


“Las últimas lunas”
De Furio Bordón
Dirección de Susana Hornos



Por Roberto Famá Hernández
Miembro de la Asoc. Arg. de Invest. y Crítica Teatral

En la sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, los viernes a las 20 hs, Federico Luppi, Susana Hornos y Ramiro Vayo nos traen “Las últimas lunas”  la obra más representada, en varios idiomas y en más de 20 países, del notable dramaturgo turinense Furio Bordón.

Estructurada en dos actos, que para algunos críticos podrían haber sido dos obras separadas, pero que la inteligencia del autor nos hace ver que juntas, conforman una lucidez de pensamiento y una potencia emotiva que la vuelve francamente demoledora. No hay quien deje la platea sin verse conmovido y a la vez interpelado; tenga la edad que tenga, se pondrá de pie y dejará sobre la butaca a la persona que fue y verá con otra mirada al viejo o vieja que tiene a su lado y al que lleva dentro de sí.

El autor juega el contraste dramático sobre una constante dialéctica entre realidad e irrealidad, en la mente de un anciano profesor que, mientras espera a su único hijo que vendrá a buscarlo para llevarlo a un asilo de ancianos, se despide de Bach, conversa amorosamente con el recuerdo de su mujer fallecida siendo aún joven y en un laberíntico soliloquio reflexiona sobre la vejez, la niñez, los sueños, la muerte, el sexo,  el amor… Con la llegada del hijo, que apura de alguna manera la partida y el adiós, aparece nítidamente el drama de la incomunicación que no pueden romper y ninguno entiende la verdadera razón de la partida, pero la reconocen inevitable.

En el segundo acto, ya instalado en el asilo, el anciano profesor monologa junto a una maceta, con una raquítica planta de albahaca, un “otro” pequeño al que podrá querer y cuidar y  que, por perecedera tampoco tiene casi futuro, y entonces él, quizás pueda verla crecer, florecer y luego marchitar, pero mientras todo eso ocurra, podrá asistirla, darle agua y procurarle un bostezo de sol. Nuevamente la dialéctica entre verdad e irrealidad se dibuja en las historias sobre los otros ancianos del asilo. La soledad aparece inapelable y duele esa manera obstinada de esperar la muerte cuando la vida ya lo ha abandonado y en las viejas fotografías se va borrando el pasado.

Hace tiempo que en algún reportaje Luppi me comentó lo mucho que deseaba hacer esta obra  y al verlo sobre este escenario uno entiende esas ansias; el gran actor le pone ganas, talento y oficio, interpreta al viejo profesor de una manera impecable;  lejos de cualquier estereotipo, su personaje es un anciano vivo, sexuado, emotivo, pensante, despierto. Luppi  saborea cada palabra,  va construyendo imágenes, intenciones y silencios como quien pacientemente acollara pequeñas perlas y arma así una realidad escénica admirable.

Susana Hornos interpreta a la mujer fallecida siendo joven, que dialoga aún enamorada de su marido, que nos muestra que no termina de entenderlo y hasta lo regaña sin dejar de ser espectral;  esa condición de estar en escena y ser en ausencia no es tampoco tarea fácil, debe mostrarnos un personaje que ya conoce el último secreto de la vida y no reniega de la muerte, que amándolo aún debe dejarlo partir, que no tiene ansias humanas y está desprendida del tiempo. Hornos no sólo sale airosa del desafío como actriz, sino que asume también con solvencia la dirección general de la obra y logra una puesta equilibrada y bien medida.

A Ramiro Vayo (a quien aplaudimos ya el año pasado junto a otro Luppi, Juan Luppi,  bajo la dirección de Casavalle en” Isla Mauricio”) le corresponde ahora asumir el papel de un hijo que se debate entre el amor y el odio a su padre, entre la “felicidad” de su esposa e hijos y la asistencia a su progenitor, es decir, Vayo debe componer un personaje contenido, que calla mucho más de lo que dice, de sentimientos contradictorios, que sufre pero a la vez se siente liberado. Nada sencillo para cualquier actor.  Vayo resuelve bien sus apariciones y logra mostrarnos esas contradicciones sin caer en desbordes.

“Las últimas lunas”  resulta una cita impostergable con lo mejor del teatro; el encuentro de un texto irónico, inteligente, emotivo, puesto de pie por un elenco que sabe vestirlo de una cruel ternura.


Ficha técnica artística

Autoría: Furio Bordon
Actúan: Susana Hornos, Federico Luppi, Ramiro Vayo
Escenografía: Eliana Sánchez
Diseño de luces: Pedro Zambrelli
Fotografía: Gianni Mestichelli
Diseño gráfico: Yael Silva
Asistente de producción: Lucía Tomas
Asistencia de dirección: Lucía Tomas
Prensa: OCTAVIA Gestión Cultural y Comunicación
Producción general: Susana Hornos, Pablo Silva
Dirección: Susana Hornos


CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN
Corrientes 1543 (CABA) Argentina
Teléfonos: 5077-8000 int 8313
Entrada: $ 200,00 - Viernes - 20:00 hs -


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