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14/7/16

Una obra premiada en el teatro independiente de Nueva York y en República Dominicana continúa en Teatro La Mueca


LA LUZ DE UN CIGARRILLO
De Marco Antonio Rodriguez
Adaptación y dirección: Daniel Teveles



Luz, una campesina dominicana inmigrante en Nueva York, espera en casa a su hijo Julio César quién regresa de Dallas después de 5 años, para asistir al velorio de su padre.
Julio César es homosexual, decidió ser actor en contra de la voluntad de su madre y necesita desesperadamente encontrar alguna pista que le aclare su pasado, su origen. Luz es profundamente machista, reniega de su país, de su familia.
En medio de esta compleja relación madre – hijo, aparece Divina, hermana de Luz. Una mujer orgullosa de ser dominicana, amante de la música, la comida y los hombres. Divina perdió a su hijo Albertico en un accidente aéreo y vacía ese amor de madre en el sobrino.
Durante dos noches, esta familia intenta reencontrarse con un pasado que está lleno de secretos, prejuicios y dolor por la pérdida de la patria y los amores.
La Luz De Un Cigarrillo, Escrita por Marco Antonio Rodríguez, ha sido galardonada con tres prestigiosos premios Soberano en la República Dominicana: Mejor actriz (Aleja Johnson), Dirección mejor (Germana Quintana) y mejor obra. También obtuvo 4 premios ACE en Nueva York: Mejor director / drama, Mejor actor de reparto, Mejor actriz de reparto, Mejor Escenografía

PALABRAS DEL DIRECTOR

¿Por qué traer a Buenos Aires “La luz de un cigarrillo” (Ashes of light)?
Esta obra es  costumbrista, cursi y pasionalmente latina, así defino a nuestro nuevo proyecto teatral. Con una temática muy intensa y visceral, cuando se trata de las raíces e identidad humana.


Si bien  el conflicto transcurre en Nueva York y le pasa a una clase social determinada,  latina, es totalmente actual y universal. Esta población de inmigración que muestra la obra no tiene la misma condición social de los sectores que emigraron de  la Argentina.
Una de las diferencias, por ejemplo, sería sociológica, porque el peronismo pregonaba ni yanquis, ni marxistas. Pero el conflicto sí es común y lo padecen todos los migrantes.
Es universal como la identidad misma.

Con la tecnología y la sociedad de consumo, vertiginosa, sedienta, nuestras necesidades básicas reales han ido perdiendo autenticidad. El deseo e inconformismo del humano han aumentado de tal forma que desvirtuaron nuestra esencia e identidad. Vamos en  búsqueda de una sociedad exitista material, carente de valores, más que el capital desmedido de un sistema que falta el respeto a nuestras necesidades básicas.

Cuando las necesidades vitales de supervivencia no están cubiertas y la vida misma está en juego, el humano desespera para tratar de preservar ese derecho vital y único… ¡Ahí están los migrantes!

Cuando emigramos pensamos que podemos estar mejor. A veces tomamos esa decisión con un dejo de ingenuidad  y otras de necesidad real y relacionada con nuestra vida psicoafectiva.

Siglos atrás el destierro era el castigo máximo, hasta para los actos más criminales. Empecé a revalorizar el dolor, el verdadero sentido de que a uno lo echen, sea cual sea el motivo.

Nos privan de la identidad misma, nuestra historia, nuestros olores y sabores. Algunas razones son más siniestras que otras. ¿Cómo se puede juzgar el derecho a la vida? ¿O a que nuestras condiciones de vida sean aceptables? ¿O a preservar nuestra ideología y ser respetados por eso? El mismo Sócrates ha defendido el derecho a su lugar a sus raíces.

Sin embargo, una vez que decidimos emigrar, recién con  las generaciones futuras lograremos un núcleo de pertenencia genuino. Un ciudadano de primera en todo sentido.

¿Hay satisfacción en nuestro imaginario? Y… muchas veces debemos aceptar lo que nos toca vivir, pasar por todas las emociones que requieren los procesos de adaptación y aceptar que un hecho de esta naturaleza, necesariamente cambie nuestra historia.

Se decidió en esta puesta conservar el acento dominicano, no sólo por lo exótico que nos muestra el  aspecto costumbrista de las raíces latinas en un medio diferente, sino para  llevar a  cabo un trabajo más complejo, en cuanto al abordaje de los personajes, desde el otro lugar como director.

Se trabajó con dos coach actores dominicanos, que me ayudaron a comprender el “ser” dominicano, y así acentuar el humor de la pieza. También hubo adaptaciones para intensificar las fuerzas del  conflicto.
A Julio Cesar, el hijo de Luz, se le es cuestionada su identidad sexual, es gay, condición  que su madre no acepta. Él  padece  un vacío existencial, un agujero negro en su historia, que trata de reconstruir con la vuelta al hogar de origen. Una amnesia que cala en lo más hondo de su ser.

A Luz le pasa lo mismo. Su identidad, pero esta vez la nacional, sus raíces, han sido distorsionadas por la idea de una vida en mejores condiciones que queda ahí, en su imaginario. Los deseos no están más que en sus fantasías y contradicciones.

Divina, la tía de Julio Cesar y hermana de Luz pone el equilibrio a esa pérdida de sus núcleos de pertenencia. Ambos personajes  sufren, pero  también saben cómo zafar de ese destino con mucha vitalidad.

Nos despojamos de cuestiones valiosas y muy profundas de nuestra estructura afectiva cuando emigramos. Mientras tanto, se nos va la vida.
Pero siempre tenemos una chance para la reparación y reconstrucción, y ese refugio es el amor. Es ahí donde está nuestra verdadera esencia. Así estaremos más contenidos, para  pasarla un poco mejor.

La Luz de un Cigarrillo tiene todo eso, pero desde el humor.  Y bueno… bailemos al ritmo de merengue… aunque se nos caiga el mundo.
De eso se trata el texto teatral  tan actual de Marco Antonio Rodríguez, obra multi premiada en el teatro independiente de Nueva York. Espero que mi trabajo pueda estar a la altura del texto.



FICHA TECNICA Y ARTISTICA
Elenco:
Gaby Barrios (Luz)
Orlando Alfonzo (Julio César)
Mirna Doldán (Divina)
Lucía De Vita (Lydia)
Raga Hernández (Espíritu del sincretismo)
Coach Dominicano: Vicente Santos
Ayudante de coach dominicano: Lupita Made
Diseño de iluminación: Damián Monzón
Realización escenográfica: Edgar Ocampo Orozco, Tamara Olivencia
Edición musical: Diego Vainer
Diseño de vestuario: Tamara Olivencia
Diseño escenográfico: Daniel Teveles
Realización de vestuario: María Carcaño
Coreografía: Vicente Santos
Producción ejecutiva: Orlando Alfonzo
Prensa: Marcos Mutuverría – Duche&Zárate
Asistencia de dirección: Tamara Olivencia
Dirección y puesta: Daniel Teveles
Producción: Daniel Teveles

Funciones: Sábados a las 20:30hs
Teatro La Mueca, Cabrera 4255 (CABA)
Reservas 4867 2155 - Localidades: $ 200.-
Entradas a la venta en Plateanet 5236 3000
2x1 Club La Nación



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