LA LUZ DE UN
CIGARRILLO
De Marco Antonio
Rodriguez
Adaptación y
dirección: Daniel Teveles
Luz, una campesina dominicana inmigrante en Nueva York,
espera en casa a su hijo Julio César quién regresa de Dallas después de 5 años,
para asistir al velorio de su padre.
Julio César es homosexual, decidió ser actor en contra de
la voluntad de su madre y necesita desesperadamente encontrar alguna pista que
le aclare su pasado, su origen. Luz es profundamente machista, reniega de su
país, de su familia.
En medio de esta compleja relación madre – hijo, aparece
Divina, hermana de Luz. Una mujer orgullosa de ser dominicana, amante de la
música, la comida y los hombres. Divina perdió a su hijo Albertico en un
accidente aéreo y vacía ese amor de madre en el sobrino.
Durante dos noches, esta familia intenta reencontrarse
con un pasado que está lleno de secretos, prejuicios y dolor por la pérdida de
la patria y los amores.
La Luz De Un Cigarrillo, Escrita por Marco Antonio
Rodríguez, ha sido galardonada con tres prestigiosos premios Soberano en la
República Dominicana: Mejor actriz (Aleja Johnson), Dirección mejor (Germana
Quintana) y mejor obra. También obtuvo 4 premios ACE en Nueva York: Mejor
director / drama, Mejor actor de reparto, Mejor actriz de reparto, Mejor
Escenografía
PALABRAS
DEL DIRECTOR
¿Por
qué traer a Buenos Aires “La luz de un cigarrillo” (Ashes of light)?
Esta
obra es costumbrista, cursi y
pasionalmente latina, así defino a nuestro nuevo proyecto teatral. Con una
temática muy intensa y visceral, cuando se trata de las raíces e identidad
humana.
Si
bien el conflicto transcurre en Nueva
York y le pasa a una clase social determinada,
latina, es totalmente actual y universal. Esta población de inmigración
que muestra la obra no tiene la misma condición social de los sectores que
emigraron de la Argentina.
Una
de las diferencias, por ejemplo, sería sociológica, porque el peronismo
pregonaba ni yanquis, ni marxistas. Pero el conflicto sí es común y lo padecen
todos los migrantes.
Es
universal como la identidad misma.
Con
la tecnología y la sociedad de consumo, vertiginosa, sedienta, nuestras
necesidades básicas reales han ido perdiendo autenticidad. El deseo e
inconformismo del humano han aumentado de tal forma que desvirtuaron nuestra
esencia e identidad. Vamos en búsqueda
de una sociedad exitista material, carente de valores, más que el capital
desmedido de un sistema que falta el respeto a nuestras necesidades básicas.
Cuando
las necesidades vitales de supervivencia no están cubiertas y la vida misma
está en juego, el humano desespera para tratar de preservar ese derecho vital y
único… ¡Ahí están los migrantes!
Cuando
emigramos pensamos que podemos estar mejor. A veces tomamos esa decisión con un
dejo de ingenuidad y otras de necesidad
real y relacionada con nuestra vida psicoafectiva.
Siglos
atrás el destierro era el castigo máximo, hasta para los actos más criminales.
Empecé a revalorizar el dolor, el verdadero sentido de que a uno lo echen, sea
cual sea el motivo.
Nos
privan de la identidad misma, nuestra historia, nuestros olores y sabores.
Algunas razones son más siniestras que otras. ¿Cómo se puede juzgar el derecho
a la vida? ¿O a que nuestras condiciones de vida sean aceptables? ¿O a
preservar nuestra ideología y ser respetados por eso? El mismo Sócrates ha
defendido el derecho a su lugar a sus raíces.
Sin
embargo, una vez que decidimos emigrar, recién con las generaciones futuras lograremos un núcleo
de pertenencia genuino. Un ciudadano de primera en todo sentido.
¿Hay
satisfacción en nuestro imaginario? Y… muchas veces debemos aceptar lo que nos
toca vivir, pasar por todas las emociones que requieren los procesos de
adaptación y aceptar que un hecho de esta naturaleza, necesariamente cambie
nuestra historia.
Se
decidió en esta puesta conservar el acento dominicano, no sólo por lo exótico
que nos muestra el aspecto costumbrista
de las raíces latinas en un medio diferente, sino para llevar a
cabo un trabajo más complejo, en cuanto al abordaje de los personajes,
desde el otro lugar como director.
Se
trabajó con dos coach actores dominicanos, que me ayudaron a comprender el
“ser” dominicano, y así acentuar el humor de la pieza. También hubo
adaptaciones para intensificar las fuerzas del
conflicto.
A
Julio Cesar, el hijo de Luz, se le es cuestionada su identidad sexual, es gay,
condición que su madre no acepta.
Él padece un vacío existencial, un agujero negro en su
historia, que trata de reconstruir con la vuelta al hogar de origen. Una
amnesia que cala en lo más hondo de su ser.
A
Luz le pasa lo mismo. Su identidad, pero esta vez la nacional, sus raíces, han
sido distorsionadas por la idea de una vida en mejores condiciones que queda
ahí, en su imaginario. Los deseos no están más que en sus fantasías y
contradicciones.
Divina,
la tía de Julio Cesar y hermana de Luz pone el equilibrio a esa pérdida de sus
núcleos de pertenencia. Ambos personajes
sufren, pero también saben cómo
zafar de ese destino con mucha vitalidad.
Nos
despojamos de cuestiones valiosas y muy profundas de nuestra estructura
afectiva cuando emigramos. Mientras tanto, se nos va la vida.
Pero
siempre tenemos una chance para la reparación y reconstrucción, y ese refugio
es el amor. Es ahí donde está nuestra verdadera esencia. Así estaremos más
contenidos, para pasarla un poco mejor.
La
Luz de un Cigarrillo tiene todo eso, pero desde el humor. Y bueno… bailemos al ritmo de merengue…
aunque se nos caiga el mundo.
De
eso se trata el texto teatral tan actual
de Marco Antonio Rodríguez, obra multi premiada en el teatro independiente de
Nueva York. Espero que mi trabajo pueda estar a la altura del texto.
FICHA
TECNICA Y ARTISTICA
Elenco:
Gaby Barrios (Luz)
Orlando Alfonzo (Julio César)
Mirna Doldán (Divina)
Lucía De Vita (Lydia)
Raga Hernández (Espíritu del sincretismo)
Coach Dominicano: Vicente Santos
Ayudante de coach dominicano: Lupita Made
Diseño de iluminación: Damián Monzón
Realización escenográfica: Edgar Ocampo Orozco, Tamara
Olivencia
Edición musical: Diego Vainer
Diseño de vestuario: Tamara Olivencia
Diseño escenográfico: Daniel Teveles
Realización de vestuario: María Carcaño
Coreografía: Vicente Santos
Producción ejecutiva: Orlando Alfonzo
Prensa: Marcos Mutuverría – Duche&Zárate
Asistencia de dirección: Tamara Olivencia
Dirección y puesta: Daniel Teveles
Producción: Daniel Teveles
Funciones:
Sábados a las 20:30hs
Teatro
La Mueca, Cabrera 4255 (CABA)
Reservas
4867 2155 - Localidades: $ 200.-
Entradas
a la venta en Plateanet 5236 3000
2x1
Club La Nación
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