Compañero del Alma
Espectáculo teatral, poético y musical,
sobre la vida y obra del poeta
Miguel Hernández
Por Roberto Famá
Hernández
Miembro
de las Asoc. Arg. de Crítica e Invest. Teatral
A casi 30 años de su primera presentación, vuelve “Compañero
del Alma” Una excelente propuesta teatral, poética y musical, sobre la vida
y obra del poeta y militante Miguel Hernández, con dramaturgia de Adriana Genta
y Villanueva Cosse, dirigida por el mismo Cosse
Miguel Hernández; el humilde pastor de cabras, el
enamorado ardiente, el poeta reconocido e intenso, el combatiente Republicano
en la Guerra Civil Española, el preso político, en un fascinante recorrido por
su vida y su obra. Una tarea de investigación profunda y una conjunción
creativa de textos, poemas, canciones y puesta en escena que resulta un
espectáculo sumamente emotivo e intensamente bello.
“Compañero
del alma” es altamente recomendable para todo público, pero es una
cita ineludible para estudiantes de actuación o dirección teatral, porque lo
que nos brinda Villanueva Cosse es una clase magistral de puesta en escena,
sumamente poética, donde nada se resuelve sin creatividad y belleza. No hay pasaje,
ni siquiera un mínimo detalle que falte a lo que digo; la llegada de Miguel
Hernández a Madrid, la muerte de Ramón Sijé, o la recreación del taller de
costura, son escenas resueltas con tanta belleza escénica que el público, a
sala llena, reconoce con un aplauso final sostenido y de pie.
Pero Villanueva Cosse no está solo en este desafío;
cuenta con un elenco que entiende y responde a la articulación precisa del
trabajo grupal con total consistencia: canto, actuación, monólogos y más de un
personaje para un mismo actor o actriz, son las exigencias y nada de todo eso
queda fuera del conjunto.
La música de Jorge Valcarcel, el diseño lumínico de Leandra Rodríguez
y el vestuario de Daniela Taiana conforman otro acierto importantísimo de esta
propuesta que nos entrega Villanueva Cosse, a casi tres décadas de aquel primer estreno de
“Compañero del alma” en el Teatro de
la Campana (hoy teatro del Pueblo), por el que ganó varios premios, el aplauso
de diferentes públicos en distintas ciudades y hasta la atención de la
televisión española que decidió filmarla y emitirla en su programación.
Esta
segunda vez no es menos, por el contrario, “Compañero
del alma” está enriquecida por la inagotable capacidad creativa de Cosse
que a sus 81 años sigue enalteciendo nuestro teatro.
Hablamos con él luego de
la función y esto nos dijo:
Todo
esto que acabamos de ver no se logra sin un gran trabajo previo de
investigación, ¿cómo fue ese proceso de búsqueda de testimonios y demás?
Es el trabajo que llevó a
término Adriana Genta; ella en el año 1980
- todavía me resisto a decir en el siglo pasado, (ríe) porque me siento como “matusalénico” – en el 80 se fue a España, sin beca, sin nada,
de su propio bolsillo, haciendo sacrificios y estuvo un tiempo allá, persiguiendo
gente que haya sido testigo o familiar o colega desde el punto de vista
literario, y consiguió un material que parte de él, porque es mucho más amplio el material, es el
que pudimos lograr organizar en la puesta como una especie de esqueleto, de
estructura de sostén. Además de mostrar reflejos, facetas de la vida Miguel y
de su poesía, la obra está apoyada en esos testimonios, el apoyo narrativo como
centro de la cuestión dramática, es decir, los personajes en acción con sus
sentimientos, sus problemas, sus conflictos y la otra pata del trípode sería la
parte lírica y la parte poemática y de canciones que hemos tratado que estén
puestas en los momentos donde concentran las pasiones en conflicto, todos los
sentimientos que están en el escenario, porque ya las palabras, no alcanzarían
para expresarlo, ¿no? Esa fue la búsqueda, desde ese material que trajo
Adriana, que estuvo en Elche, estuvo en Jaén, estuvo en Orihuela, estuvo en
Cartagena, es decir, todas las zonas de Levante donde de alguna manera, gentes
conoció a Miguel Hernández y por supuesto en Madrid, donde estaba ya la gente,
digamos en otro nivel literario como Carmen Conde, Vicente Aleixandre, bueno y
también hubo cosas de García Lorca que lo conoció también y de Neruda que
aparecen menos acá porque ellos entraron menos en la vida de Miguel que Vicente
Aleixandre que fue un gran amigo de él y gran protector y Carmen Conde que como
ella misma lo expresa, vio a ese chico formidable, extraordinario, insospechado,
¿no?
Ahora,
para poner en pie este texto, inevitablemente la puesta debe ser también
inmensamente poética y lo han logrado sobradamente. ¿Cómo se trabaja eso? por
ejemplo, ¿Cómo usted ha resuelto la
muerte de Ramón Sijé? ¿Cómo lo trabajó?
Vio que en algún momento - y no es una cosa inventada por nosotros- está la fijación, la fobia que tenía Ramón
Sijé con respecto a la muerte; “cada día veo más cerca la muerte”, y en ese
parlamento dice algo así como “veo paletadas de tierra y piedras” “piedras que
me tapan la boca” y eso nos inspiró para pensar que eso, esa especie de
intuición mortuoria se daba patéticamente con la verdad, por eso sus dolientes
entran a escena con piedras, y con ruidos se posan alrededor de donde él yace,
estableciendo similitud con sus temores, la profecía autocumplida de alguna
forma, ¿no? Y además, no nos olvidemos que Miguel Hernández dice en su famosa
elegía, “desamordazarte y regresarte” Piedras
en la boca que no lo dejan hablar y para un literato no poder usar las palabras
es lo peor que le puede pasar, es una asfixia del alma, ¿verdad?
Ahora,
para un artista como usted, con 60 años de escenario
Sesenta y dos para ser más preciso
Una
carrera extensa e intensa. ¿Es la primera vez que, de alguna manera, se
reversiona a usted mismo?
No, no. En estos últimos
años me entró eso, como un deseo de volver atrás; hace 3 o 4 años, dirigí
“Viaje de un largo día hacia la noche” (de
Eugene O'Neill ) en el San Martín y esa fue una de las últimas puestas que
yo hice en Montevideo y en esa puesta primera yo actuaba, yo todavía era un
joven, la dirigía y actuaba, hacía el hijo alcohólico de la familia Tyrone, ése
es un caso y éste es otro. Son como deseos que me han llegado de recuperar
momentos felices y siento además una cosa: tuve temor de copiarme, pero no, no
me copié y no tuve que hacer mucho esfuerzo, porque eran otras personas y yo
soy otra persona distinta al Villanueva Cosse de aquella época, de los años 87
y 88. Y por otra parte me ayudó mucho
Carolina Pujal (Excelente coreógrafa y bailarina con más de 40 trabajos de escena) mucho
me ayudó porque hicimos una buena dupla, yo aprendiendo cuestiones relativas al
manejo del espacio y del cuerpo y ella aprendiendo como, las cosas que ella ya
sabe desde la danza, se pueden ir
transformando para el teatro dramático. Tratamos de evitar que se advirtieran
vocaciones bailables; no, eran personajes que daban rienda suelta a lo que les
pasaba y lo que se hacía era emprolijar, no mostrar torpezas, mostrar
equilibrios, mostrar nitidez en los movimientos, que tuvieran sentido teatral y
fue una compañera que me ayudó muchísimo. De la misma manera que Mariano Cossa (Se refiere al hijo de Roberto Tito Cossa que
se dedica a componer música para teatro y ha realizado la música original de
más de 60 puestas en escena junto a directores de distintas partes del mundo)
ayudó muchísimo también en lograr que los chicos cantaran bien y no se les notara
esforzarse en expresar lo que les pasa. Y yo siento que hay momentos donde los
actores están emocionados porque forman parte de la memoria de ese ser tan
querible y tan desgraciado que fue Miguel Hernández.
¿Cómo
fue la conformación del elenco y el proceso creativo para llegar a este
resultado?
Bueno, una parte del elenco
se conformó porque hice pequeños casting y otra parte de pura casualidad,
porque podía perfectamente haberme salido un elenco con problemas internos, con
disimilitudes de formación pero no. Y nos costó a todos mucho hacer esto, nos
llevó tres meses muy intensos con cuatro horas de ensayo todos los días, excepto
sábados y domingos, que en términos de trabajo en cooperativa es muy raro
encontrar, porque ninguno de ellos vino pensando que de tanto trabajo iba a
sacar un rédito económico y nos llevamos muy bien y yo creo que se nota que hay
una entrega de ellos, más allá de la disciplina teatral, yo creo que están
enamorados del material que tienen y del personaje. Yo creo que esta obra la
dirigió también Miguel Hernández, vio cuando hay algo que ayuda para que las
cosas salgan adelante, cuando uno no tiene que convencer demasiado a nadie de
nada, sino que lo que se discute es que es mejor, si esto o lo otro, y ver que
un elenco de once hay propuestas, es un trabajo agotador, pero amoroso.
Le agradezco a Villanueva Cosse la gentileza de recibirme
y me voy pensando que tiene mucha razón, no podría ser de otra manera, a esta
obra la dirigió también Miguel
Hernández, hay mucho de su magia que sobrevuela el escenario; créame que usted
tiene una cita con él, con su poética y su alma; vaya y disfrute de encontrarlo,
todos los sábados a las 21 y domingos
a las 20 hs. en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, de Av.
Corrientes 1543 CABA
Dramaturgia: Adriana Genta y Villanueva Cosse; Intérpretes: Lola Banfi, Gustavo Bassani, Juan Manuel
Correa, Verónica Cosse, Pablo Di Croce, Diana Kamen, Jorge Lozada, Mario
Petrosini, Julieta Puleo, Nilda Raggi, Gabriel Schapiro; Vestuario: Daniela
Taiana; Música Original: Jorge Valcarcel; Arreglos Musicales: Mariano Cossa;
Coreografía: Carolina Pujal; Diseño de Luces: Leandra Rodriguez; Producción
Ejecutiva: Pablo Silva y Tony Chavez; Asistente de Dirección: Camila Serra;
Dirección: Villanueva Cosse
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